El Estado a través de la escuela tomó a su cargo la prevención de enfermedades por medio de prácticas higiénicas, de contenidos educativos y de consultorios médicos y dentales instalados en algunas escuelas. El Cuerpo Médico Escolar, fue la institución creada con esos propósitos. Prevención y control, desde la vacuna hasta los comportamientos cotidianos.
.
.
.
.
.
La campaña por la obligatoriedad escolar es el marco que organizó el cuidado de la salud en la escuela en los inicios del Sistema Educativo Argentino. Obtener la mayor matriculación posible y sostener una asistencia cotidiana regular constituirían esfuerzos vanos si no se lograba erradicar el temor al contagio.
Durante los años 1886-87 las epidemias de cólera, difteria y viruela despoblaron las escuelas y obligaron la clausura de varios establecimientos truncando el año escolar. La presencia de la Asistencia Pública y los métodos de sus médicos, encargados de controlar, revacunar y vacunar en las escuelas, generaron resistencias entre docentes, familias, alumnas y alumnos. Un conflicto que llegó a los diarios obligando a suspender la vacunación. El miedo al contagio ahuyentaba tanto como el miedo a la vacuna, ya que la idea de sus efectos perniciosos o de secuelas más o menos graves estaba bastante difundida. Al parecer, las primeras vacunas no eran absolutamente inocuas; el cuerpo docente señalaba que las niñas y los niños necesitaban alrededor de seis días para reponerse luego de ser vacunados.
Ante tal emergencia, el Consejo Nacional de Educación organizó el Cuerpo Médico Escolar: Médicos Inspectores fueron nombrados para supervisar las condiciones edilicias de las escuelas y arbitrar mecanismos para prevenir o evitar la propagación de enfermedades infecto-contagiosas. Su misión era “preservar la vida de los niños puesta en peligro por la ignorancia y la falta de cuidados higiénicos y convertir a la escuela en un lugar seguro”. A tales fines en 1887 se aprobó un plan de seguimiento de las niñas y los niños y de control de la salud familiar, acciones vinculadas puesto que, para el discurso médico de la época, higiene y herencia conformaban los factores condicionantes del éxito de la instrucción pública.
En su informe al CNE el Dr. Carlos Villar lo expresaba así: “[…] los edificios completamente nuevos y en perfecto estado ofrecen ambientes sanos… menos que nunca podrían señalarse las escuelas como causas productoras del mal! […] que se propaga en la población con un carácter alarmante. Es la casa del pobre, el conventillo o inquilinato el que sirve para la propagación del mal…la escuela por su índole plural es un ámbito especialmente vulnerable porque […] cada escuela es el summun de las democracias en donde el pobre y el rico canjean sus elementos propios bajo el mismo techo”[Rodríguez Anca, en Diliscia 2004:17]
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
En tanto titular de la infancia, el Cuerpo Médico produjo una serie de Instrucciones para padres y docentes que significaron un avance del modelo médico sobre los hábitos de vida escolar, relacionando la etiología de enfermedades con comportamientos éticos y morales; así se planteaba en el Informe al Presidente del Consejo Nacional de Educación del 23 de junio de 1906 donde se aconsejaba suspender el beso entre las niñas por sus nefastas consecuencias físicas y morales.
Entre sus recomendaciones figuraban: “impedir que los niños fijen la vista sobre objetos cercanos para evitar la miopía”, considerada ésta una enfermedad escolar; “corregir las posturas viciosas del cuerpo para evitar la “escoliosis” como por ejemplo la requerida para la escritura caligráfica; recurrir a la práctica de los “baños de sol”, para combatir el raquitismo, etc.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
El Cuerpo Médico Escolar además incidió en el curriculum orientando contenidos para los textos escolares como por ejemplo: evitar escupir en el suelo, hervir los pañuelos en el domicilio o toser cubriéndose la boca., abrir las ventanas. También, con un estilo mas informal, redactó y puso en circulación cartillas como las que en 1915 recomendaban no barrer el piso de tierra en seco; no dormir en camas ajenas; cuidarse de pescar al sol con la cabeza descubierta. Esta cartilla debía ser firmada por el alumno y por los padres, la escuela era un medio de comunicación entre el Estado y la familia. En el mismo año se dictaron pautas para enseñar a matar moscas debido a una ordenanza que regía en la Capital Federal.
Pueden descargar la CARTILLA SANITARIA utilizada por Marta Belia Merlo en el año 1945 haciendo clik acá