20 años de herencias y transmisiones


Por otro lado, las propuestas de la museología crítica y la museología social impulsaron el pasaje de un modelo de museo centrado en sus acervos al de un museo enfocado en las personas. Entre sus enunciados sostuvieron que, en las exposiciones, los museos debían dar cuenta de las controversias implícitas en sus colecciones, explicitando qué y cómo exponen, introduciendo contrapuntos en sus discursos y abogando por la construcción de vínculos participativos entre los museos y las comunidades. A partir de allí, los museos comenzaron a ser pensados como espacios responsables en la construcción de lo común y colectivo con potencial para convertirse en agentes para la creación de sociedades más justas e inclusivas.
Estas dos perspectivas renovadas cristalizaron en las figuras de María Cristina Linares y Silvia Alderoqui, respectivamente, quienes llevaron adelante la tarea de instituir el Museo de las Escuelas, delineando una política museal y pedagógica que lo dotó de identidad, conjugando trayectorias profesionales y generando diálogos con un equipo multidisciplinar al que fueron formando y pasando el oficio de hacer museo.
Ese propicio encuentro posibilitó la articulación de una mirada histórica, producto de las investigaciones del campo de la historia de la educación, y las construcciones y explicaciones sobre el pasado escolar desde las memorias individuales y colectivas, a partir de la producción de instancias para que los sentidos otorgados por las personas sobre sus propias experiencias escolares pudieran ser debatidos, resignificados, actualizados en el cruce con otros registros del museo. En este sentido, desde sus inicios, el museo se planteó como una narración construida con sus protagonistas, una exhibición de colecciones de objetos que permitieran construir versiones de la escuela y la educación, un espacio móvil de sentidos, de intercambio y comunicación[2].

Diseña muestras itinerantes[4] que se prestan a instituciones educativas y culturales de todo el país y se presentan como un inestimable canal de comunicación, transferencia y diálogo entre el patrimonio (material e inmaterial) y la comunidad.
Desarrolla acciones que constituyen un recurso fundamental para la enseñanza de la historia de la educación, lleva a cabo talleres para el nivel inicial y realiza encuentros virtuales para estudiantes de los Institutos de Formación Docentes y de carreras universitarias, permitiendo nuevos acercamientos a la historia de la educación para pensar las problemáticas educativas del presente.
Realiza exhibiciones temporales[5]: Lo que el borrador no se llevó (2005-2009); Entre guardapolvos y delantales en el Jardín de Infantes (2008-2009); En clave de aula. Espacios para promover conversaciones entre las bio-grafías escolares y el futuro de la educación (2011); Cuando digo escuela. Marcas, recuerdos y futuros escolares (2012); Ausentes Presentes. Representaciones de indígenas y afrodescendientes en imágenes y textos escolares (2017-2018); Escribir cien veces: son nuestras (co-diseñada junto al Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur-2018-2020); Sentir el aula. Afectos y efectos de la experiencia escolar (2019); Entre el Aula y el Taller. Trazo de las artes plásticas en la escuela (2022).
Asumiendo la responsabilidad que reviste la labor de un museo universitario sobre historia de la educación y afirmándose en su carácter público, el Museo de las Escuelas propone intervenir en los debates, tensiones y transformaciones del campo disciplinar.
Por tanto, el museo es concebido como un centro productor y transmisor de saberes y a la vez como un foro donde se exhiben y discuten los resultados de las investigaciones, donde se debate sobre los sentidos de la cultura escolar, sobre lo político-pedagógico e incluso sobre el punto de vista que se pretende legítimo.
En este sentido, el museo promueve la interpretación del pasado, la reflexión sobre el presente y la imaginación de futuro, interacción de tiempos que compromete a la memoria y al sentido de la pregunta por la historia. En estos términos, las herencias y las transmisiones moduladas por el museo, suponen pugnar por las interpretaciones, los sentidos y las funciones otorgados al pasado, disputando por los vínculos trazados con la historia y los imaginarios instituidos en relación a ella.
Galería de imágenes de la celebración del Aniversario



[1] Proyecto dirigido entonces por Rubén Cucuzza y co-dirigido por Pablo Pineau. Actualmente HISTELEA es un Programa de Investigación radicado en el Departamento de Educación de la UNLu, dirigido por Roberta Paula Spregelburd. [2] El trabajo de articulación de curadurías múltiples llevado a cabo durante los seis años en el que el museo tuvo su sede en el Ministerio de Educación de la Nación, recibió el máximo galardón de la primera edición del Premio Iberoamericano de Educación y Museos, organizado por el Programa Ibermuseos (2010). [3] Digitalización de colecciones en el Museo de las Escuelas. Primera etapa: colección de cuadernos escolares [4] Muestras Itinerantes del Museo de las Escuelas [5] Muestras Temporales del Museo de las Escuelas