Esa información que el material escolar arroja, esa historia que el objeto trae y los procesos culturales que allí se condensan, sirve de aporte a la construcción de una historia de la cultura escolar, ayuda a desentrañar esa “caja negra” de la historia de la educación y a visualizar el cotidiano escolar. Pero además, ese detalle, esa marca, nos devuelve algo particular, original, un extrañamiento. Eso que ha llegado hasta nosotros, nos pone frente a la singularidad de una vida. Una frase escrita en un pupitre, un nombre labrado en un maletín, una marca en un libro, una hoja suelta, escrita, olvidada en un cuaderno, puede tener un espesor, una densidad, que muchas veces no posee un relato histórico.


Según el diccionario de la Real Academia “cabás” es una especie de cartera en forma de caja o pequeño baúl, con asa, usada para llevar al colegio libros y útiles de trabajo. ¿Con cuántos útiles escolares contaba un alumno a principios de siglo XX? Seguramente, María Teresita Fernández llevaba en ella una pizarrita para aprender a escribir y contar, sin olvidarse el trapito que su madre le había confeccionado y el frasco con alcohol para borrar evitando el contagio de enfermedades. ¿Qué otras cosas guardaría María Teresita en su cabás? ¿Serviría para guardar los útiles escolares actuales? Mochila de cuero (aprox. 1930)
Esta mochila de cuero tiene grabada en el lado superior del frente: “Librería del Colegio. Alsina y Bolívar Bs. As.” Y, además, tiene escrito el nombre del alumno: Leonardo Titoferro. Este apellido italiano pudo haber pertenecido a un inmigrante o hijo de inmigrante, al que en la escuela le enseñaban el idioma, la historia y las costumbres nacionales. ¿Qué se busca al escribir un nombre en un objeto?
La respuesta puede estar circunscripta al tema de la propiedad privada en un mercado con una acotada oferta de materiales y diseños en los productos escolares. La similitud, la semejanza, la repetición, sería la regla. Si Leonardo Titoferro, no grabara su nombre y apellido, algún compañero, o él mismo, debido al descuido, la negligencia o incluso la desidia, podría haber tomado un maletín equivocado a la hora de recoger los útiles y regresar a casa.
También se podría pensar que esta escritura pudo haber sido una respuesta, un modo de resistencia, un intento de afirmar un pasado individual, una identidad previa y distinta a la del discurso nacionalizador impartido en la escuela.
¿Qué marcas encontramos en las mochilas actuales?¿Qué interpretaciones se les puede dar? Pupitre
En dos pupitres de madera usados en una escuela de Ituzaingó entre los años 1920 y 1970 encontramos grabadas las marcas Ford y Chevrolet. Competencias, disputas, identidades en torno a dos marcas de automóviles que en los años 60’ calaron fuerte dentro del aula. Transgrediendo la regla de no dañar los pupitres, dos alumnos dejaron labrada su pasión fierrera. ¿Durante qué hora de clase se habrán dedicado con tanto esmero a la copia del diseño tipográfico de las marcas más ganadoras del Turismo Carretera?¿Qué otras disputas deportivas, artísticas políticas, habrán quedado inscriptas en la escuela? Lápiz copiador
Creados alrededor de 1870, los lápices copiadores fueron usados con la intención de producir una escritura más indeleble que el lápiz de grafito. En las escuelas se utilizaba para escribir en los libros “copiadores”, libros en donde se reproducían íntegramente todas las cartas relativas a la actividad propia de la escuela.
¿Cómo pudo haber llegado este lápiz a la escuela? Algunos se esfuerzan en pensar que el lápiz llegó al museo dentro de alguna cartuchera, pongamos por caso la de Juan, a su vez hijo o sobrino de algún empleado de la empresa tranviaria Tramway Bs. As.
Otros, en cambio, lo miran distante, silenciosamente lo ponen en contexto, la comparan con algún otro objeto extraño, y a la vez familiar, al mundo escolar. Se resisten a dar respuesta.
¿Qué otros objetos extraños al mundo escolar pueden estar en la escuela actualmente?